Francisco José Ruiz Rey del IES Monterroso de Estepona ha sido premiado por su
blog Internet como recurso educativo desde
Espacio Europa debido a sus aportaciones educativas al entorno europeo (consultar la categoría de blogs educativos). Y el acta de la votación del premio está
aquí.
El profesor, António Reis, con e-mail aniconsulta(a)CLIX.PT, nos propone estas cuatro recetas:
Primera: Después de cada clase los alumnos tienen que enviar al profesor, o publicar en la plataforma del curso, 4 cuestiones de respuesta múltiple e respectivas respuesta, sobre el tema tratado. Esto les obliga a ir para casa reflexionar sobre el tema de la clase. Esto contribuyo cuenta para evaluación.
Segunda: Cada examen integra entre 40% a 60% de las preguntas hechas por los alumnos (seleccionadas de las mejores o después de corregidas).
Tercera: Se publican (circa de dos meses, se es anual o semestral) antes de cada examen las preguntas que se van a realizar. PERO, se publica las preguntas del examen mescladas igualmente con más 50 o 100 preguntas sobre la materia a examinar.
Cuarta: Hacer exámenes con posibilidad de consulta de todos los elementos que les interese. Aquí las preguntas deben ser orientadas para raciocinio y no para memoria.
El profesor, jperez con e-mail jperez(a)AXIA.CAT, y desde el bachillerato, nos escribe:
1. La nota global integra un 40% de actividades, participación, trabajos, presentaciones, etc. Tengo unas 130 notas "posibles" de cada alumno.
2. El 60% corresponde a los 9 exàmenes: necesitaria entre 400 y 900 preguntas ...
3. Intentaré adaptar las cuatro recetas a mi práctica docente. Siempre se aprende de los demás.
Y sus recetas sobre exámenes son:
Devolver los exámenes corregidos y comentarlos en clase
Hacer las actividades en Moodle y corregirlas entre los alumnos. Posteriomente corregirlas en clase, cada una por un alumno/grupo distinto (cada día).
Adaptar los exámenes a los contenidos que se piden a los alumnos (contrastar con el libro de texto, si se usa, y no fiarse de uno mismo.
Y de nuevo António Reis nos menciona ahora:
En algunas instituciones hay formas rígidas de evaluación, por eso si quieres intentar nuevas formas, nombradamente formativas y necesariamente con mejores resultados pedagógicos tendrás de hacerlo informalmente o hacer una “revolución” para cambiar el reglamento interno.
Si tienes que hacer 9 exámenes, no tienes necesariamente que publicar 400/900 preguntas.
Primero, si los exámenes son todos de la misma asignatura, lo más importante será que las preguntas publicadas van a dar una cobertura de todo el contenido curricular. Después la única cosa que tendrás que alterar será las cuestiones de cada examen y no las preguntas para la preparación de los estudiantes.
Y aquí se continuarán dejando las opiniones de mis amigas y amigos docentes en ejercicio.
Enrique Fariña con correo
enrique.farina(a)SEK.ES no ha comentado:
Es un problema de fondo que viene desde la Primaria, por no decir desde Infantil. Al niño en Primaria no se le habitúa (en general) a trabajar y a esforzarse por aprender y por mejorar sus capacidades y habilidades. No tienen que hacer prácticamente nada para pasar de curso. De repente, llegan a la ESO, donde tienen que ponerse las pilas, estudiar, trabajar, … y para muchos (que tienen los hábitos sin trabajar) eso es MISIÓN IMPOSIBLE. Tampoco ayuda mucho que los referentes sociales de muchos de ellos (“triunfadores” por salir en la tele), viven del cuento y se han hecho famosos por cualquier causa distinta del estudio y el trabajo. No es sólo cambiar la forma de hacer los exámenes. Habría que cambiar muchas otras cosas. Para que el niño resuelve correctamente un examen, del tipo que sea, habrá que entrenarlo previamente y trabajar en clase con él, diversas estrategias y formas de abordar los diferentes tipos de cuestiones. Lo que no podemos pretender es que sin trabajar previamente un determinado tipo de ejercicio o actividad, sea capaz de resolverlo milagrosamente a la hora del examen.
Richard Shepherd y correo r.shepherd(a)MACMILLAN.ES
Hay todo un grupo de alumnos, aparentemente más abundante que antes, aparentemente más precoces, que han decidido que el sistema educativo no tiene nada que ofrecerles.
Y si le ofrecemos conocimientos antiguos, estancos, sin relevancia el mundo en que viven, ¿no tienen razón? Os recuerdo estos dos videos:
http://www.youtube.com/watch?v=1UKaTuxave4
http://www.youtube.com/watch?v=dGCJ46vyR9o
Francisco L. Alda" con correo
flalda(a)EDUCARAGON.ORG
En mi opinión, al menos en la Educación Obligatoria, los exámenes no son más que una parte (bastante limitada) del problema de fondo. Personalmente, no soy excepcionalmente partidario de los exámenes memorísticos, y en la medida de lo posible trato de reducirlos todo lo que puedo (no sé si alcanzo el 50% propuesto, pero mis exámenes tienen fama de ser "de pensar"), pero eso no evita que una parte de los alumnos de Secundaria simplemente ni siquiera intenten responderlos.
Existe un problema más de fondo cuando más de un 10% de alumnos del primer curso de Secundaria suspenden nueve asignaturas después de todas las evaluaciones ordinarias y extraordinarias habidas y por haber. (lo tengo fresco, acabo de repasar las estadísticas de mi centro). Ni pueden ser tan difíciles todas las materias ni podemos despacharlo modificando los exámenes. Lo cierto es que hay todo un grupo de alumnos, aparentemente más abundante que antes, aparentemente más precoces, que han decidido que el sistema educativo no tiene nada que ofrecerles, y que necesitan un tipo de atención que no sabemos darles. El problema no está en el Bachillerato (siguiendo con mis propias estadísticas, el fracaso escolar se reduce drásticamente a partir de 3º de ESO), sino en el final de la Primaria y el principio de la Secundaria.
Me temo que hacen falta, en primer lugar, medidas pedagógicas (incluso de pedagogía social), antes de intentar aplicar medidas didácticas que, por supuesto, también son importantes. Repito, yo también estoy en contra de evaluar solo la memorización, pero me temo que con eso no basta.